La familia de las zingiberáceas a la que pertenece el jengibre incluye otras dos especias: la cúrcuma y el cardamomo.
Es nativa del suroriente asiático, India y China, donde ha sido un componente integral de la dieta y valorado por sus propiedades aromáticas, culinarias y medicinales durante miles de años.
Uno de los beneficios del jengibre es que ataca algunos síntomas del resfriado como puede ser la tos. Además, ayuda a expulsar el exceso de mucosidad por lo que tomarlo puede ser un gran alivio.
Otra de las propiedades curativas del jengibre es que permite que ante un proceso inflamatorio tanto nuestra musculatura como nuestras articulaciones no sufran en exceso. Ideal como complemento sobre todo a los deportistas.
Es un conocido astringente por lo que en los casos de diarrea o vómitos persistentes, puede venir muy bien para cortarlo de raíz y en pocas horas.
Otra de las ventajas del jengibre es su poder antioxidante.
Favorece la circulación, es un extraordinario vaso dilatador por lo que evita la formación de coagulos y de trombos.
Ayuda a hacer la digestión. El jengibre ayuda a reducir la acidez de los jugos gástricos debida a una comida copiosa por lo que la digestión se hace más liviana y no tendremos molestos dolores de estómago ni flatulencias.
Potente antibacteriano. Esta hierba también lucha contra algunos tipos de bacterias muy primarias por lo que gracias a ella podemos estar a salvo de algunas de las infecciones más comunes.
Ayuda a reducir el colesterol. Por último hay que decir que este beneficio del jengibre está relacionado con los ácidos grasos de tipo omega-3 que tiene por lo que reduce el nivel de colesterol y de triglicéridos.
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