La eficacia y poder del té rojo aumentan con el almacenamiento, igual que un buen vino y al contrario del té verde o negro que deben ser lo más fresco posible.
El té verde es el té que al no estar fermentado conserva intactos los componentes vitamínicos, antioxidantes y medicinales existentes en las hojas. El sabor del té verde es suave y delicado, pero posee un cuerpo inconfundible, uno siente que realmente está paladeando la esencia de la planta.