Siempre se ha considerado que el té tiene numerosos efectos beneficiosos para la salud y resulta interesante observar que las investigaciones actuales están demostrando que muchas de las afirmaciones que se vienen sosteniendo desde hace siglos son ciertas. La ventaja más obvia del té radica en el hecho de tratarse de un producto totalmente natural, sin colorantes, conservantes ni aromas artificiales (excepto los aromas de flores, frutas o especias que se añaden a los tés aromatizados). Además, prácticamente no tiene calorías, si se toma sin leche y sin azúcar, y puede desempeñar un importante papel en el equilibrio de los fluidos corporales.
El té contiene fluoruro, por lo que protege el esmalte dental y reduce la formación de sarro, ya que controla las bacterias bucales. De este modo, actúa como defensa contra las enfermedades de las encías.
Las investigaciones con animales indican que el consumo de té negro y verde puede reducir el riesgo de cáncer, en especial el de pulmón, colon y piel. Se cree que el té negro contiene sustancias que pueden tener un efecto antioxidante que ayuda a prevenir la formación de sustancias cancerígenas en las células del organismo.
Diversos programas recientes de investigación apuntan a los posibles efectos beneficiosos del té en la prevención de enfermedades el corazón, infartos y trombosis. Se cree que la cafeína del té estimula la actividad del corazón y del sistema circulatorio, y que ayuda a mantener la flexibilidad de los vasos sanguíneos, con lo que se reducen las probabilidades de que aparezca arteriosclerosis (endurecimiento de las arterias).
También, se cree que los polifenoles del té inhiben la absorción de colesterol en la sangre y previenen la formación de coágulos.
La cafeína aumenta la capacidad de concentración y de atención, y acentúa el gusto y el olfato. Estimula los jugos digestivos y el metabolismo, incluyendo los riñones y el hígado, y así ayuda a eliminar toxinas y otras sustancias no deseadas del organismo.